Generar espacios de inclusión, a través de actividades artística, una forma de conocernos y practicar la aceptación.
También nos ayuda a despertar en el otro ganas de participar y ganas de conversar, vital para mejorar el estado anímico y los lazos sociales.
El desarrollo de la actividad artística es una fuente de salud, en tanto una forma de expresión de emociones que muchas veces no se pueden expresar desde la palabra, es una forma de transformación del malestar. A la vez nos conecta con los demás y podemos generar un ida y vuelta saludable.
