viernes, 24 de junio de 2011

Noosfera



En la teoría original de Vernadsky, la noosfera es la tercera de una sucesión de fases del desarrollo de la Tierra, después de la geosfera (materia inanimada) y la biosfera (vida biológica). Tal como la emergencia de la vida ha transformado fundamentalmente la geosfera, la emergencia de la cognición humana transforma la biosfera.
La teoría de la Noosfera sería recogida más tarde por el teólogo cristiano Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Teilhard explica la noosfera como un espacio virtual en el que se da el nacimiento de la psíquis (noogénesis), un lugar donde ocurren todos los fenómenos (patológicos y normales) del pensamiento y la inteligencia.


Para Teilhard, la evolución tiene igualmente 3 fases o etapas: la geosfera (o evolución geológica), la biosfera (o evolución biológica), la noosfera (o evolución de la conciencia universal). Esta última, conducida por la humanidad, alcanzará la última etapa de la evolución en la cristósfera. También entiéndase que la noosfera es el estrato que conduce la energía liberada en el acto del pensamiento. Está a la altura de las cabezas humanas interconectando toda la energía del pensamiento y generando la conciencia universal[



Oriente y occidente: Chakra , la sexualidad

El chakrá de la sexualidad nos impulsa a la búsqueda de lo genuino, hacia algo supremo pero humano, genuino tanto singular como plural. En esta búsqueda hacia la sencillez de lo humano nos encontramos con sus complejos. Los complejos que han sido testigos de nuestra sabiduría así como de nuestras desgracias, de lo imposible de algo y lo posible de lo otro, del quiero pero no puedo, del deseo puro atravesado por la falta. Sin más palabras, de la incompletud.



¿Como entra la sexualidad en nuestras vidas? Ahí atada a la muerte, sin sombra. Como un deseo oscuro e intangible.

¿Por dónde entra? Por la ranura de la vida.



La sexualidad hace referencia a algo que debe acabar para volver a empezar, el par satisfacción- insatisfacción. Así mismo es dialéctico el proceso sexual como la vida, se soportan en la insatisfacción para lograr la satisfacción.



Un colega psicoanalista comentó en una clase que del polvo venimos, al polvo vamos y lo que hay entre polvo y polvo es sexualidad (polvo en lunfardo). Esta palabra abarca más de lo que suponemos. La sexualidad sale a jugar en la vida del sujeto en su hacer, en su pensar, en su accionar y en todas las actividades humanas. Por eso la relacionamos con el Eros (vida).



El chakra nos dice que la sexualidad importa para la vida anímica de la persona, ya que tiene su lugar en nuestro equilibrio energético y emocional.



Lo que no es sexo es sexualidad. Y eso es más que una sola palabra, implica un montón de cosas que hacemos tacita y explícitamente. Algo que no se ve y algo que se ve; energía y cosa. Energía y cuerpo.



La energía sexual, llamada libido, es la energía que se halla pulsando en nuestro cuerpo desde que nacemos, aunque no sabemos aun de la libido en los procesos intrauterinos, podemos sentir la energía sexual en el recién nacido. Esta energía es la que moviliza al feto a nacer y constituye su ser, es la energía que da vida. El bebé nace con una necesidad de hambre que es lo que llamamos pulsión, una vez saciada calma de necesitar ser saciada. Una pulsión en el mismo sentido a la pulsión nutrición es la denominada sexual.



Pensamos en la palabra energía en lugar de necesidad porque la energía es transformada y fluye hacia variadas metas, a diferencia del hambre que solo puede ser saciado por comida la libido puede sublimarse. Esto quiere decir que es transformada, en otras palabras, difiere de su meta sexual y por sublimación da fuerza a otra actividad, social. En relación a ello se encuentra la creatividad movilizada por el chakra, ya que despierta la creatividad para la sublimación.



El chakra de la sexualidad representa el desarrollo sexual de una persona, desde su infancia hasta su acontecer actual. Se encuentra ligado a las experiencias sexuales infantiles y a la diferencia genital, así como de órganos sexuales; a saber testículos y ovarios.

El desarrollo psicosexual de una persona se constituye a través del pasaje por diferentes etapas en la infancia, luego le sucede un periodo de latencia donde la actividad sexual cesa y en la pubertad cobra un nuevo significado. Y se halla intrínsecamente relacionado con el desarrollo de la vida anímica.



En un principio de la vida anímica la sexualidad consiste particularmente en la función de ganar placer a partir de zonas del cuerpo, luego dicha función sexual será puesta al servicio de la reproducción. Las zonas del cuerpo a las que hacemos referencia son llamadas zonas erógenas, y asi lo son debido al revestimiento de libido con el que son erogenizadas.

El primer órgano, a partir del nacimiento, en devenir zona erógena es la boca, al comienzo toda actividad anímica se acomoda de manera de procurar satisfacción a la necesidad de esta zona. Si bien el aparato psíquico cumple una actividad para la autoconservación que es el chupeteo para tomar la teta, el bebé persevera en este chupeteo por lo que se distingue una necesidad de satisfacción, que apuntalada en la recepción de alimento, persiste mas allá de esta como actividad sexual, es decir ganando placer independientemente de la nutrición. Así el chupeteo le procura placer al bebé aun si no estuviera tomando la teta.



Ya durante esta fase “oral” entran en escena con la aparición de los dientes, unos impulsos sádicos. (Freud) Que ocurre en la fase “sádico-anal”, en la que la satisfacción es buscada en la agresión y en la función excretoria. La destrucción esta relacionada con esta fase.



En el chakra sexualidad se plasman y moviliza la función sexual, que ha cursado su desarrollo.



La tercera fase es la “falica”. Desempeña un papel crucial el órgano genital masculino (pene). Análogo al pene es el clítoris sin embargo en esta etapa pasa desapercibido como tal, el niño quien cree que todas las personas poseen pene según la premisa de la presencia universal de pene (Freud). Al evidenciar la diferencia genital cree que a la niña se lo han cortado y por lo tanto le ha de crecer, asi como a él se lo pueden cortar.



Hasta aquí el desarrollo sexual del niño y la niña era el mismo, en su quehacer en investigaciones infantiles sexuales, por ej. De donde vienen los bebés. Con la diferencia genital el desarrollo sexual del niño y niña se encaminan diferente.



El niño entra en la fase edifica, inicia el quehacer manual del pene, junto a fantasías en relación a la madre, hasta que el efecto conjugado de una amenaza de castración y la visión de la falta de pene en la mujer le hacen experimentar el máximo trauma de su vida, iniciador del periodo de latencia (Freud).



La niña tras el infructuoso intento de emparejarse con el varón, vivencia el discernimiento de su falta de pene con un extrañamiento de la vida sexual.



La organización plena de la sexualidad se alcanza en la pubertad, igual así se conservan muchas investiduras libidinales tempranas, otras se toman como placer previo, otras son reprimidas (sofocadas por completo) y otras son sublimadas.



El chakra de la sexualidad conserva la historia del desarrollo libidinal y es su reservorio.