sábado, 14 de enero de 2012

Diálogos superadores

Digamos que lo que se trabaja en una mediación son conflictos, y estos conflictos son conflictos sociales, aunque son también individuales, todo conflicto individual es también social, ya que el hombre no puede pensarse fuera de la sociedad, como un individuo aislado sino que es individuo y sociedad, producto y productor de la misma .

Freud escribió en Psicología de las masas y análisis del yo que toda psicología individual es psicología social por lo tanto, cuando trabajamos con conceptos de la psicología son aplicables tanto al individuo como a la sociedad.

El conflicto individual en una sociedad, puede parecer invisible a macro escala pero a micro escala puede parecer invisible el conflicto social

Locura, individuo-comunidad-país-mundo. Empezar de abajo, por uno mismo.

El conflicto como locura, se margina el conflicto en una sociedad hedonista, se vaporiza y se evita el conflicto, cuando en verdad este es estructural, es decir inherente a la estructura de una sociedad


¿Porqué el conflicto es estructural?, porque estructura a una sociedad en base a las diferencias. Cuando existe conflicto, crisis, hay cambio, en este movimiento de conflicto-crisis-cambio se estructura la sociedad según una mirada socio-histórica.



Las diferencias permiten que sucedan los conflictos así mismo los conflictos dejan ver las diferencias, es un movimiento que permite que circulen, los intereses y posiciones de las personas. La tensión entre las diferentes posiciones e intereses permite una resolución, es una mirada dialéctica como productor-producido, tesis antitesis, acuerdo-desacuerdo, caos y orden y así sucesivamente.



Los conflictos conllevan cargas emocionales, por lo tanto estas diferencias en general contienen angustia (angustia de separación, angustia por las diferencias), depende cual sea el caso: angustia, pena, esperanza, miedo, dolor, alegría, etc. ¿Qué hacer frente a la emoción? Dejarla manifestarse, maniobrar, intervenir-contener.



Descubierto la carga emocional que toda representación conlleva y por lo tanto cada conflicto de una manera particular atinaremos a pensar en la forma inherente al ser humano de ser llevada una emoción aliada a un pensamiento.



La comunicación es acción y por lo tanto le antecede en un proceso mental abstracto, los sentimientos y los pensamientos. Equipararemos, aquí, al nivel del sentimiento la emoción. Así, es que en toda comunicación percibimos elementos emocionales manifiestos, por ejemplo, en el tono de voz en la mirada, en los gestos, y sino a emoción en estado puro como representación misma de esa emoción puede ser el grito, el llanto, la risa, así mismo como componente de una situación o campo puede variar en sus significados, lo cual sin embargo dependerá en cada caso de la subjetividad o significado que esa persona otorgue a la situación o dialogo.



Una manera reversible de atinar en el manejo de las emociones, que como vengo diciendo todo proceso comunicacional, y por lo tanto de mediación presenta, son los diálogos apreciativos, estrategias comunicacionales al servicio del crecimiento humano y sin embargo la forma existencial de percibir la esencia humana desde el amor, acorde a la salud, y a los ideales de bienestar.



Pensemos en el fluir del pensamiento, en las maquinas deseantes (Guattari y Deleuze), en Eros, en el deseo inconsciente. Todo ser humano pertenece a una gran comunidad y especie, conviven en él lo pulsional y el amor.



En su conciencia el hombre desea mantener su espíritu en la calma del amor y la unificación, sin embargo los vientos fuertes de su mismo espíritu abatirán a esa calma. Sin bien es un flujo constante y variante, en su consciencia el hombre contrapone y resiste a los vientos para conservar la calma.



De esta metáfora surge la comparación de los diálogos apreciativos con la voluntad y deseos esenciales de todo ser humano de vivir con Eros, es decir, en amor. Los diálogos apreciativos acompañan el deseo de unir e incentivan un estado positivo del ser humano.



Proponen la composición de las relaciones humanas mediante lazos comunicacionales, en los cuales las palabras tienen la fuerza de unir, de acertar, de modificar, de construir, de sanar.



Por esta visión superadora de las dicotomías, por esta ventana, observamos el poder de las palabras desnudas de miedo y violencia, y abrigadas por la mente positiva y por la emoción positiva, por el valor que cada persona conlleva en su ser feliz.



Reconociendo al ser humano como un verdadero portador de sabiduría y transformador de aspectos, como un verdadero constructor de su realidad, de la sociedad, de su vida.



Conectado con la necesidad de crear, dar y recibir, reconocer su propia necesidad de amar. Aquí es donde el amor se vuelve animal. Por ende los diálogos apreciativos son una gran herramienta para este homo sapiens, constructor de una civilización en base a lazos de amor, igualitaria y una realidad ante todo emocional.