viernes, 22 de agosto de 2008

Las técnicas de los métodos alternativos son aplicables en situaciones violentas

SINTESIS

Este trabajo monográfico surge como resultado de la exploración de distintas técnicas para dar respuesta al fenómeno creciente de la violencia y la necesidad de abordar esta temática. Propongo en este trabajo que frente a las situaciones violentas, tales como las que acontecen en la vida cotidiana dentro de un ámbito institucional y en nuestra comunidad toda, utilicemos los métodos alternativos. Estructurados a partir de nuevos modelos de comunicación y resolución alternativa de conflictos.

Palabras claves: comunidad – juventud - conflicto – violencia – negociación – mediación – comunicación – sistema de creencias


INTRODUCCION

El carácter violento del sistema jurídico de resolución de conflictos atribuye una trascendencia social a la investigación, enseñanza, formación y entrenamiento referentes a las técnicas pacíficas, que exceden de su significación científica y docente.
Se trata de demostrar que los Estudios sobre la Paz y las demás disciplinas sobre el conflicto internacional, salvo cuando tratan características específicas de esos enfrentamientos, son aplicables a los conflictos internos entre los habitantes de un Estado. El Dr. Entelman cree que las ideas contenidas en su libro, constituyen una propuesta para la teoría del Conflicto en general o del Género Conflicto. Por eso el título de Teoría de Conflictos, dando al plural el mismo sentido que le dieron Von Neumann y Morgenstern al adoptar el de Teoría de Juegos y Von bertalanffy al emplear Teoría General de sistemas. Este conjunto de conceptos debería ser considerado como una nueva etapa paradigmática de las ciencias sociales que se ocupan del conflicto, tal vez, una específica rama de la Sociología, que alguna vez podría llegar a ser la denominación unificadora de todas esas disciplinas.
Este trabajo tiene, pues vocación de ser útil a quienes quieren, investigar, estudiar los conocimientos existentes o producir técnicas para la administración de conflictos, fundadas en esos conocimientos.
Una Teoría, o propuesta teórica como la que aquí se presenta, puede ser importante porque sus formulaciones o enunciados son utilizados por muchos, que pueden apoyar en ella sus investigaciones o sus desempeños profesionales. La primera categoría es significativa para la docencia y la educación. La segunda para el desarrollo de la ciencia y la técnica.

LA DINÁMICA GRUPAL.

La importancia de las ONG o comunidades terapéuticas públicas se centra en que constituye un modelo novedoso de gestión asociada entre Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) y el Estado Nacional enmarcada en un nuevo proceso de relación entre ambos actores.
Para circunscribir el análisis de la gestión 1994-1998 del PFDJ es necesario partir del entorno donde se enmarca el diseño de este Programa específico ya que uno de los grandes cambios de la SDS en el mapa de la administración pública argentina fue la de detectar poblaciones meta y transferir los recursos vía Programas. Estos constituirán rasgos claves y complejos en la gestión y dentro de este marco se inserta el Programa de Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil (PFDJ) tomando como población objetivo los jóvenes.

¿Por qué los jóvenes?
Distintos indicadores dan cuenta de la vulnerabilidad de los adolescentes pobres. La desocupación, en la franja de 15 a 19 años, es tres veces mayor al promedio general. No menos ilustrativa es la cifra referida a los jóvenes que no trabajan ni estudian.

A esta progresiva exclusión de los jóvenes del mercado de trabajo se suman nuevas problemáticas desintegradoras que aumentan su vulnerabilidad (violencia, drogadependencia, etc.).

Es bueno recordar que la juventud es la última etapa de la vida donde el Estado puede intervenir directamente para impedir que los adolescentes y jóvenes vulnerables se transformen en adultos excluidos.

¿Cuál es nuestra mirada sobre los jóvenes?
Si se concibe a la juventud como el período vital durante el cual se va dando forma a la identidad y al proyecto de vida debemos aceptar que para gran parte de los jóvenes, este proceso no va acompañado de dispositivos sociales, educativos y recreativos que acompañen esta búsqueda. Corresponde entonces al Estado generar políticas para resolver estas desigualdades.

Este desafío es aún mayor hoy en un escenario de modificaciones aceleradas y de distinta naturaleza, amplificadas por los medios de comunicación, donde la mayoría de los jóvenes enfrentan un mundo de expectativas de consumo distintas de sus posibilidades reales en un mercado laboral cada día más restrictivo.

La estrategia de intervención del PFDJ se sustenta en una perspectiva propositiva, para abrir a los jóvenes un espacio de participación y compromiso desde donde trabajar por el desarrollo de sus comunidades, rescatando a la solidaridad como valor central y apostando a la capacidad y la creatividad de los jóvenes para la resolución de problemáticas que afectan a ellos y su entorno.

En este sentido, es importante consignar que el PFDJ se concibe como una política de juventud con los jóvenes, no para ni por ellos. Esto es que, dejando de lado viejas concepciones paternalistas y asistencialistas de la acción social, promueva a los jóvenes como agentes del desarrollo. Ese rol protagónico que propone el Programa a los jóvenes, no es sino el reconocimiento de su condición de sujetos de derecho.

Se trata pues de promover el ejercicio de una ciudadanía plena y propiciar la construcción de nuevos espacios de participación y encuentro, pero desde el compromiso solidario con los que menos tienen. Se trata también de fortalecer las redes comunitarias y consolidar la democracia.

La mirada conceptual del Programa de Fortalecimiento del Desarrollo Juvenil es la de la ciudadanía.




EL TRATAMIENTO FOCALIZADO EN LA VIOLENCIA.

Las problemáticas sociales de exclusión constante, de violencia que invaden nuestra comunidad toda, parecen estar instaladas y en franco crecimiento.
Los espacios de juego y ámbitos recreativos en nuestra comunidad educativa se ven atravesados por las prácticas violentas, por una exacerbación de la “competencia” donde la construcción de lo grupal y comunitario se torna imposible ante la falta de prácticas solidarias, cooperativas, que propicien el desarrollo de los vínculos. Ante esta realidad, proponemos una instancia de reflexión, de análisis, de rescate de los espacios cotidianos que, muchas veces, por no contar con herramientas adecuadas, no nos permiten avanzar con procesos de aprendizajes sociales significativos y coherentes con los lineamientos propuestos en la currícula.
La sensibilización, concientización y acción que proponemos en este espacio, apunta a la construcción conjunta de una articulación significativa y posible entre la “recreación”, el “juego” y la construcción de los grupos en contextos educativos.
Analizando los múltiples factores que inciden negativamente en este campo; proponemos al “juego” como herramienta “dialógica” que permitirá la construcción de espacios lúdicos , más humanizados, menos violentos, que no naturalicen la exclusión y que se sostengan desde el “grupo” para la construcción de aprendizajes más significativos.

La violencia familiar es un mal que signa a muchos jóvenes que la padecieron de chicos y la reproducen o la reprimen, pero siempre con múltiples trastornos para ellos y sus seres queridos. La siguiente nota plantea distintas posibles soluciones frente a este problema.
“Los derechos humanos tendrían que empezar por casa”. Así por lo menos lo definió Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo, haciendo referencia a las tradiciones familiares que contemplan agresiones como bofetadas, palizas, insultos y amenazas, hasta imposiciones para comer, pensar y sentir. Todos comportamientos que ayudan a perpetuar una cultura del terror que se transmite de generación en generación.

Padres que golpean a sus hijos, hombres y mujeres maltratadas, agresiones a la figura paterna, hijos que golpean a ambos padres. No existen clases sociales ni edades que escapen a la hora de manifestar la violencia. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, una de cada cinco parejas en la Argentina convive en situaciones de abuso doméstico.

Facundo, 23, es uno de los tantos jóvenes que sufrieron violencia familiar durante su infancia y adolescencia. Fue educado a partir de una figura paterna muy autoritaria–como prefiere definir su crianza- y fue testigo de golpes e insultos hacia su madre. Llamadas telefónicas fuera de horario, malas contestaciones o poner mal la mesa, eran los motivos de agresión. “Un día papá volvió de trabajar, abrió la heladera y vio que no había botellas con agua fría. Se puso histérico: ¿Cómo no hay agua fría?, ¿cómo puede ser? –explica que repetía su padre-. La discusión terminó tres horas después con “cachetadas a mamá”, recuerda el joven, describiendo una de las escenas que vivió en su casa. “A mis hermanos y a mí nunca nos tocó. Pero cada cosa que no le gustaba cómo la hacíamos, le echaba la culpa a ella”, agrega.

Las agresiones familiares no son únicamente aquellas que dañan la integridad corporal de una persona: la ley incluye como violencia también a las acciones que perjudican –de manera intencional- el aspecto psíquico, sexual y patrimonial.

El maltrato emocional es el tipo de abuso más naturalizado en la sociedad: se da con mayor frecuencia, y en general no se toma en cuenta su gravedad porque no deja secuelas visibles. Humillaciones, amenazas, intimidaciones son actitudes que impiden el desarrollo y la autodeterminación de la persona degradada.

Otro tipo de violencia es la sexual, que se ejerce a través del contacto físico o verbal sin contar con el consentimiento de la persona. Y por último, la patrimonial, es decir aquella que representa un perjuicio a los recursos económicos.

Si bien los maltratos intra familiares fueron tabú durante largo tiempo, las denuncias comenzaron a irrumpir cada vez más en la vida cotidiana hasta que en 1995, se sancionó la ley 24.417, la cual establece que “toda persona que sufra agresiones físicas por parte de algún integrante de la familia puede ser denunciado ante la justicia”. Aunque los críticos aseguran que la ley no contempla políticas precisas de prevención, según cifras oficiales las denuncias se triplicaron -y empeoraron- durante la última década.

¿Pero cuáles son las consecuencias sociales y psicológicas de esos abusos? ¿Cómo afecta la vulnerabilidad en la vida diaria?

Facundo cuenta que vivió durante largo tiempo aturdido. “Cuando nos íbamos de casa nos olvidábamos un poco de lo que pasaba dentro. Pero siempre teníamos miedo de que le hiciera algo a mamá”. Siente que su padre creó un temor emocional en ellos y que por esa razón siempre trataron de portarse de la mejor manera posible para que las culpas no recayeran sobre ella.

Muchas veces, cuando la violencia se interpone en la vida de chicos y adolescentes, aparecen problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, inestabilidad emocional e interpersonal. Los abusos no terminan en quien ejerce o recibe golpes: es un comportamiento que tiende a reproducirse en futuras relaciones y se recicla tantas veces como le sea permitido.

Estadísticas demuestran que entre un 70 y un 80 por ciento de las mujeres que sufren violencia familiar durante su matrimonio comenzaron a ser maltratadas en el noviazgo, un dato a tener en cuenta por parte de las jóvenes que lean esta nota.

Algunos de los signos más comunes de la persona golpeadora se relacionan con los celos enfermizos, los insultos y la necesidad frecuente de ejercer un control sobre la pareja: desde cómo se va a vestir, hasta con quién y cuánto tiempo habla por teléfono. Generalmente los varones que son violentos repiten la conducta del hombre adulto golpeador e intercalan las agresiones con los pedidos de perdón, las flores y un nadie te va a querer como yo.

Facundo asegura que nunca le pegó a nadie y que tampoco lo haría: “En algunos momentos cuando estoy nervioso rompo cosas -sostiene-. Creo que esa violencia se manifiesta con mi desorganización en la vida”. Cuando se le pregunta si alguna vez tuvo la intención de tratar de alguna manera aquellas agresiones de la que fue partícipe, contesta: “¿Cómo podría hacer?”.

UN DATO PARA LA NO VIOLENCIA

Entre las páginas de su libro El malestar en la Cultura Sigmund Freud inquirió: “¿De qué serviría el análisis más penetrante de la neurosis social si nadie posee la autoridad necesaria para imponer a las masas la terapia correspondiente? (…) Podemos esperar que algún día alguien se atreva a emprender semejante patología de las comunidades culturales”.

Desde hace cinco años la Fundación Ética se anima a emprender este camino basándose en un programa educativo para la no violencia y así tratar la problemática de familias con algún miembro agresivo o golpeador; también trata a los jóvenes que padecen violencia familiar y dificultades escolares.

A través de terapias breves emergenciales se intenta de que los niños reconstruyan su yo, adquieran un desarrollo de su pensamiento y logren una recuperación verbal.

“A través del canto, la dramaturgia y el dibujo, se producen cambios no sólo en el niño afectado, sino también en toda la familia”, explica Edith Cheb Terrab, psicóloga y fundadora del Centro de salud Ética. “En vez de acudir a la violencia, encuentran un lugar donde tramitar mediante sus palabras”, afirma la psicóloga.

A partir de los primeros contactos con la familia, los chicos van creando su identidad y aprenden los modelos para construir sus vínculos sociales -junto con las expectativas sobre lo que espera de sí mismo y de los demás-.

Sin embargo, en variadas ocasiones niños y adolescentes se sienten marginados y sin autoestima ante la imposibilidad de ocupar un lugar en sus hogares. Y si a esto se le suma la pobreza de muchas familias se produce un combo realmente explosivo.

Por eso es que frente a estos casos es importante trabajar con tratamientos rápidos y efectivos, tanto individuales como colectivos. Por ejemplo la Fundación Etica creó una quinta y huerta comunitaria, en donde además se ayuda también a prevenir la drogadependencia y otras adicciones.

“Los centros de atención se van abriendo a medida que la gente conoce el tratamiento y demanda por atención”, explica Edith, quien agrega que ahora funcionan centros en Pilar y General Rodríguez, dos localidades del Gran Buenos Aires en la Argentina.

Fundaciones, líneas telefónicas, programas terapéuticos. Son muchas las herramientas que se pueden utilizar a la hora de terminar con la violencia familiar: lo legal, lo cultural y lo educacional son algunas formas para erradicarla de una vez del sistema social. De lo contrario, los abusos van aumentando en el tiempo, transfiriéndose de una generación a otra sin permiso de nadie.

Desde cualquier perspectiva, proponemos utilizar la palabra como primera fuente para afrontar el problema, denunciarlo y decir basta.

DROGADEPENDENCIA Y DELITO

Los drogadependientes por vía endovenosa constituyen un grupo crítico en la infección por HIV. Su forma de participación en la extensión de la enfermedad no sólo es a través de compartir agujas, sino también por medio de contactos sexuales e hijos recién nacidos.

Sabemos que la droga tiene un elevado costo y en la población observada vemos que son los de menores recursos económicos los que con más frecuencia emplean métodos ilegales para obtener el dinero para pagarla. Es también el factor económico el que los lleva a compartir las jeringas cuando es necesario, aun con personas totalmente desconocidas, a pesar de que no existan restricciones legales para comprarlas.

También fuera del marco de la ley se encuentran conductas enmascaradas, como el ejercicio de la prostitución, no sólo femenina. Entre los drogadependientes encontramos un porcentaje importante que ha tenido prácticas homosexuales con el fin de obtener dinero, sin que tomen esto como un indicador de homosexualidad. En líneas generales no hay mucha documentación sobre este tema, ya que son pocos los pacientes que revelan estos datos.

Vemos entonces que dentro de los avatares del consumo de drogas ilegales está presente en algún momento la posibilidad de que el toxicómano o consumidor entre en conflicto con la ley en su historia natural, situaciones de marginalidad donde este tipo de accidentes legales no pasa a ser un hecho circunstancial, sino frecuente. Esto lo vemos traducido en el importante incremento de toxicómanos en la población carcelaria, que no en pocos casos supera el 40%.

Hace una década el adicto era considerado un enfermo que raramente caía en la delincuencia y solía realizar acciones como el robo de recetas, el vagabundeo, la prostitución, y excepcionalmente el consumo de las llamadas "drogas duras", lo que comporta problemas con delincuentes peligrosos relacionados con el tráfico de drogas. De nuestra experiencia vemos que se ha producido un cambio sustancial en el enfermo toxicómano, el cual se ha convertido muchas veces en delincuente dispuesto a todo para conseguir la droga, desde robar farmacias o recurrir al hurto en forma sistemática, y no en pocas ocasiones con una violencia creciente.

Desde la criminología se está reconociendo el creciente papel de las toxicomanías como factor criminógeno, es decir como generador de delitos.

En nuestra práctica, lo que se visualiza es que las conductas delictivas donde se emplea mayor violencia van casi siempre asociadas con el consumo de alcohol o drogas. Pero vemos que el porcentaje de toxicómanos internados en institutos carcelarios supera cualquier índice alcanzado por el alcoholismo en toda su historia.

La pérdida de control en las inhibiciones, la ausencia de sentido crítico, la distorsión en la percepción de la realidad es un facilitador para la puesta en acción de los impulsos.

La obtención de la droga, cuyo costo económico excede al sujeto muchas veces, lo posiciona en una perentoriedad que desdibuja, cuando no anula, cualquier registro de conciencia ética y moral, pasando por un sin fin de posibilidades delictivas que cumplan con este cometido.

Si a la dramática propia de la drogadependencia se suma la angustia proveniente del nihilismo existencial que deviene cuando a esto se asocia su condición de infectado por el HIV, las barreras del juicio de realidad se borran para el Yo.

Desde ya lo antedicho va inserto en el contexto de la valoración de la personalidad previa del drogadependiente.

Los delitos cometidos bajo la influencia de la droga, su característica y modalidad guardan relación con el efecto tóxico de la droga que produce en el sujeto. En la actualidad no es infrecuente la asociación de trastorno de la personalidad con una intensa biografía criminal, consumo de drogas e infección por HIV.

La suma de estos factores potencia inadaptación social del drogadicto, dando como resultado la ejecución de actos violentos y produciendo lesiones de diversa gravedad.

Casi todos los autores convergen en considerar a los toxicómanos como imputables de sus delitos. Salvo en aquellas circunstancias muy particulares y excepcionales en que la profusa alteración de la conciencia de sus facultades, lo haga incluible en el espíritu del art. 34 del Código Penal, inc. 1º.

Por ello adquiere relevancia médico legal el dictamen del perito, quien deberá valorar profundamente los antecedentes del hecho, a fin de poder determinar si ese individuo toxicómano se encontraba al momento de producirse el acto delictivo en un síndrome que le impidió comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones.

Muchas veces resulta dificultoso determinar lo antedicho, ya que en las características de la personalidad de base de estas personas existe un altísimo índice de simulación, disimulación y falsedad, sumado al conocimiento técnico que manejan sobre el tema. Es importante tener en cuenta en este punto que, por ser portadores del HIV, pueden presentarse síndromes confusionales, los que deberán ser evaluados para saber si corresponden a una etiología tóxica producida por el HIV u otras enfermedades con él relacionadas. De allí la importancia de la valoración clínica por parte del examinador para aproximarse al diagnóstico o pensarlo.

También se describen los delitos relacionados con la obtención de la droga que se verá en aquellos sujetos que alcanzaron la etapa de dependencia psicofísica y que tratan de conseguir la droga de cualquier forma y a cualquier costo, sin medir las consecuencias.

Adquiere aquí características de importancia médico legal el síndrome de abstinencia, ya que el dramático abanico sintomatológico de la carencia sólo podrá ser suprimido con la administración de una nueva dosis.

Este estado de "necesidad" o "hambre de drogas" enfrenta al individuo con una situación que lo llevará a cometer muchas veces delitos violentos, caracterizados por impulsividad y agresividad, entre ellos robos, hurtos, falsificación de recetas, fraudes, estafas, etcétera.

Cuando no logran su objetivo, los extremos pueden ser las lesiones y hasta el homicidio. Se ha visto también la utilización de jeringas con sangre infectada como medio para intimidar a sus víctimas. El adicto comienza generando actos perjudiciales para su propio patrimonio, pasando luego a actos de delincuencia que podrán ser de la esfera individual o colectiva con el fin de obtener la droga o el medio económico para su compra.

La prostitución no queda fuera de su relación con la droga; todos los delitos son posibles, y múltiples las modalidades: de allí que muchos autores digan que abordar las toxicomanías es hacerlo también con el campo de la criminalidad en general.

En este campo el perito debe estar atento a la verosimilitud de la sintomatología de la abstinencia, ya que se recurre en muchos casos a su exacerbación como forma de lograr la inimputabilidad o la búsqueda de un atenuante, dentro de los cuales es frecuente que especulen con ser portadores del virus.

En nuestro medio observamos con mayor incidencia el consumo de cocaína y consideramos de utilidad en base a nuestra labor el esquema de la sintomatología del síndrome de abstinencia de esta droga, utilizado por Gawin y Kleber (1984), que considera tres fases: Crash, Abstinencia y Extinción. Es en la primera y segunda fase donde observamos la mayor realización de actos delictivos previstos por la Ley 23.737; encontramos: delitos por tráfico ilícito y distribución de drogas asociadas al consumo.

Los artículos que guardan relación con la intervención de la Psiquiátrica Forense son los siguientes: 18, 20 y 21; para mejor ilustración consideramos de utilidad y aplicación de los cuatro niveles adictivos:

Nivel 1: Uso experimental o experimentador;

Nivel 2: Uso ocasional o social;

Nivel 3: Uso regular o periódico;

Nivel 4: Drogadependencia.

Los dos primeros niveles corresponden a la denominación de "uso de drogas", el tercer nivel al de "abuso" y el cuarto de "dependencia".

El DSM-IV también establece los criterios para el diagnóstico de abuso de sustancias psicoactivas, pudiendo también utilizarse los mismos como referencia.

Es el nivel 4 donde adquiere mayor relevancia la conjunción del paciente HIV positivo y drogadependencia.

COMUNIDAD TERAPEUTICA
La comunidad terapéutica comenzó en Inglaterra de la posguerra con una intención: considerar que todo lo que hace el paciente en su internación psiquiátrica sea terapéutico. La participación de los pacientes en la vida comunitaria es el factor esencial de la resocialización. La Asamblea de toda la comunidad, por la cual pasan todas las decisiones, es el dispositivo básico. La concepción de las comunidades terapéuticas fue (y es) el núcleo operativo de toda reforma manicomial. Las experiencias de Maxwell Jones, Ronald Laing, David Cooper y muchos otros fueron los inicios.
En la Argentina las ideas de trabajar con este modelo proliferaron bajo un gobierno militar. Concretamente la dictadura de Onganía, que comenzó en 1966, nombró en el Instituto Nacional de Salud Mental al Coronel Médico Esteves, Coronel del Ejército y Médico Neurólogo. Este propulsó el Plan de Salud Mental de 1967 que tenía como objetivos privilegiar la externación de los Hospicios llenos de pacientes, y a la vez propulsar la formación de Servicios de Psicopatología en Hospitales Generales. En los dos casos se trató descentralizar de los manicomios la atención. En el primer caso se adoptó la forma de trabajo de Comunidades terapéuticas en nuevas Colonias del interior del país, y hasta en los propios manicomios. Para el segundo, por ejemplo, se nombró a Mauricio Goldenberg en la ciudad de Buenos Aires para organizar Servicios en Hospitales Generales.
Tomaremos la experiencia de Raúl Camino como ilustración de lo sucedido con este trabajo. Por un simple motivo: Camino fue residente de la primera residencia de psiquiatría en el Hospital Borda y al terminarla realizó una experiencia en la Antártida en la que obtuvo grado militar. Con 28 años fue designado por Esteves para llevar adelante la experiencia en Federal. El lugar contaba con edificios abandonados de un cuartel del Ejército de Caballería. Se lo acondicionó para funcionar como Colonia. Se presumía tendría presupuesto para todo un equipo de profesionales para realizar la tarea, residentes incluidos. Finalmente los números redujeron el proyecto. Al comenzar Camino se convirtió prácticamente en el único psiquiatra para casi 400 pacientes, hombres y mujeres, provenientes del Moyano, del Borda, y de la propia provincia de Entre Ríos. Eran pacientes crónicos con muchos años de manicomio. Se excluyeron oligofrenias y demencias. Los pacientes de Buenos Aires llegaron en trenes especialmente preparados para el traslado. La experiencia comenzó con una larga Asamblea de pacientes, hasta con vecinos de Federal de espectadores. Estas se realizaron tres veces por semana puntualmente a lo largo de la experiencia. En poco tiempo se organizaron distintas actividades para los pacientes, que comenzaron su actividad productiva a cambio del peculio.
Raúl Camino enumeró los efectos terapéuticos: “Para mí, primero, el paciente era una persona. Y segundo, esta persona tenía palabra. Y no era una palabra en el vacío, sino una palabra valedera. Yo funcioné de alguna manera como ‘padre’ en la institución. Pero un padre como benévolo. Y el personal eran los ‘otros padres’. También creo funcionaron de alguna manera como modelo de identificación que los pacientes habían perdido. Además había una cierta horizontalización muy acentuada. Un grado de igualdad. El paciente integraba la institución. Tenía un grado de participación, y ese grado era asentado.”
Este trabajo comenzó en 1968 y Raúl Camino estuvo hasta 1976, fecha en que por sucesivos problemas políticos pidió el traslado. Sus sucesores no mantuvieron el lugar funcionando como Comunidad Terapéutica. En todos los casos mencionados anteriormente se volvió a funcionar como manicomio. La no continuidad de la política de los funcionarios de turno y la asociación de la estrategia de comunidades terapéuticas a ideologías revolucionarias fueron motivos suficientes para que las diferentes administraciones y la inercia manicomial fueran destruyendo lo construido trabajosamente. Hasta hoy se mantienen “Asambleas de Pacientes” en medio de algunos manicomios como síntomas de un pasado pisado por la historia.
Hoy, funcionan comunidades terapéuticas como lugar de internación exclusiva para personas drogadependientes. Ahora bien, muchas de estas se han quedado en el tiempo basando su metodología en practicas como la incomunicación. Negando, de alguna manera, los cambios acaecidos durantes las ultimas épocas como la crisis del paradigma de la autoridad y el surgimiento de nuevos modelos de comunicación. Relegando a un lugar pasivo a las personas que padecen conflictos, y a la vez reproduciendo y produciendo nuevos conflictos, interpersonales e institucionales. Y no sólo esto, sino que estas prácticas dan cuenta de la falta de implementación de métodos alternativos a la resolución de conflictos propiciados por la violencia o como efecto de la misma, ya sea por parte de los profesionales que trabajan en la institución, los pacientes y los familiares.







LAS PRINCIPALES TÉCNICAS DE AYUDA PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

EL MANEJO DE LOS ENOJOS.

El manejo de las emociones, también conocido como inteligencia emocional es un concepto cada vez mas necesario de comprender, sobre todo cuando se trabaja en el desarrollo personal, sea en adultos, adolescentes como con los niños.
Conforme a lo que dice el autor chileno Cassaus Juan “las emociones no se pueden educar, pero si las reacciones ante los eventos de carácter emocional”, lo que sí podemos hacer entonces es identificar cuales son los patrones culturales y personales de reacción ante los eventos que producen ciertas emociones. Así primero debemos reconocerlo, observarlo y por ultimo aprender que se hace con ellos.
Este aprendizaje es muy importante ya que estar conectado con las emociones de uno permite estar conectado con las emociones del entorno, lo que puede generar más y mejor empatia.
Todos los seres humanos normalmente tienen grandes dificultades en reconocer sus estados emocionales, ponerles nombre y expresarlos adecuadamente. Tradicionalmente las emociones se han dividido en positivas y negativas y generalmente son las emociones negativas las que nos traen mayores problemas. Por ejemplo el enojo puede ser un problema, esto sólo, si uno no se detiene a pensar que el enojo no es el problema sino aquello que me enoja.
Daniel Goleman explica muy bien como lograr un manejo adecuado, es decir, saber entender y aprovechar la información que nuestras emociones nos transmiten, será vital por un lado a la hora de crear y recurrir a las imágenes y exposiciones positivas que nos proponemos y necesitamos, mientras que por otro lado, en lo que atañe a nuestro desarrollo personal y disposición para alcanzar el paso de un estado de consciencia ordinaria a un estado de consciencia plena.
Siguiendo a Norberto Levy mencionaré las emociones básicas y universales para lograr un aprendizaje y manejo provechoso de las mismas, ellas son: el miedo, la ira, la culpa, la envidia, la vergüenza, la exigencia (que es mas una actitud), los celos, la competencia, el resentimiento, la voracidad y el amor (como calidad de interacción).


LA NEGOCIACIÓN.

La negociación y la mediación constituyen métodos preventivos de la violencia. La presencia de un conflicto constituye una oportunidad para revitalizar principios esenciales para la vida de una comunidad como: la responsabilidad social e individual, la participación democrática y la búsqueda cooperativa de soluciones.
La negociación y la mediación son los métodos adecuados en los que los actores sociales promueven procesos más dialógicos, constructivos y pacíficos en las relaciones humanas.
Todas las personas están capacitadas para aprender a negociar utilizando técnicas de comunicación que ayuden a escuchar, entender, explicar y practicar un ida y vuelta que se oriente a lograr a una solución a los problemas que satisfaga a todos.

¿Es posible actuar preventivamente?
Sí, para ello es indispensable el conocimiento de estos modos de resolución pacífica de conflictos. No se trata solamente de actuar cuando el conflicto aparece, sino de buscar enseñar cómo se pueden resolver los conflictos, aún antes de estallar.

La negociación y mediación actúan preventivamente porque son procesos colaborativos a través de los cuales, las partes pueden explorar constructivamente sus diferencias, buscando soluciones más allá de su propia visión. Desde la enseñanza de técnicas de comunicación específicas se puede prevenir a la violencia en las instituciones.



Objetivos
La resolución pacífica de conflictos tiene como principal objetivo promover la paz previniendo hostilidades. En la escuela por ejemplo, la enseñanza de habilidades sociales de resolución de conflictos, hará que se valorice el respeto, y el valor de la palabra empeñada.
Los objetivos más importantes de la negociación colaborativa y la mediación en una institución son:
-Respeto de los derechos
-Tolerancia de las diferencias
-Conocimiento de las propias fortalezas al servicio de las relaciones interpersonales
-Valoración de la autoestima, la diversidad y la dignidad
-Utilización del pensamiento crítico de manera constructiva
-Manejo constructivo del conflicto
-Resolución de los conflictos de manera colaborativa
-Facilitación de la comunicación
-Adquisición de habilidades para la solución de problemas
-Posibilitar la llegada a acuerdos eficaces de posible cumplimiento

La negociación colaborativa y la mediación, protegen los vínculos, mejoran la comunicación y construyen una nueva realidad.


Qué es la Negociación:
La negociación es un proceso comunicacional en el que se trata un conflicto buscando el mejor de los resultados. Se trata de un procedimiento informal que se establece entre las partes afectadas con reglas flexibles, las cuales pueden ir cambiando según el momento en que se encuentra la negociación.
Quienes acuden a un procedimiento de este tipo, generalmente son personas que se conocen; familiares, amigos o integrantes de algún grupo o equipo de trabajo.
Generalmente los que negocian son los directamente afectados por el conflicto sin terceros que actúen de facilitadores.

La negociación se puede encuadrar dentro de las siguientes características: ser suave, dura o basada en principios.

Negociación suave o blanda: se privilegia la relación antes que los propios intereses. Este tipo de negociación es habitual en conflictos familiares.
Negociación dura, llamada también intransigente: en la cual las partes generalmente no ceden hasta obtener lo que quieren, se ven unos a otros como adversarios buscando ganar o ganar; se endurecen las posturas haciendo uso exhaustivo de la presión.
Negociación por principios o intereses: las partes tratan de negociar cuidando los intereses de ambos, de tal forma, que todos los involucrados vean satisfechas sus demandas.

En la negociación basada en principios o intereses las partes se ven como colaboradoras, como socios en busca de la resolución de un problema y buscan un resultado coherente que satisfaga a ambas partes eligiendo el mejor método de solución, escuchando opiniones y evitando las presiones.

En la negociación colaborativa se manifiestan los valores de las personas que buscan una solución posible y satisfactoria para ambos: respeto, apertura, tolerancia, cooperación y escucha activa que son la clave para llegar al acuerdo.

Qué es la Mediación
Se trata de un proceso de negociación asistida, confidencial e imparcial en el que todos ganan ayudados por un mediador que hace las veces de facilitador de la comunicación. Se van fijando pautas y reglas de funcionamiento durante el proceso hasta llegar a una decisión y resolución voluntaria del conflicto. Durante el desarrollo del mismo, las partes involucradas van adquiriendo habilidades y aprendizajes para la resolución de problemas.
De todo lo que antecede, podremos deducir el por qué hoy se insiste tanto en el tema de los valores y se coloca el acento en el diálogo como el instrumento clave para el entendimiento entre las personas, pueblos y culturas.
Sin diálogo no hay posibilidad de acceso a la paz porque es la única manera civilizada y no violenta de llegar a establecer acuerdos. Es un trabajo más que tenemos que estar dispuestos a realizar que requiere una capacidad de autodominio, autoeducación y flexibilidad al cambio para aceptar lo único e irrepetible de cada conflicto y de cada persona que hará que cada situación se aborde desde la originalidad que le es propia.


LA COMUNICACIÓN

LA COMUNICACIÓN ASERTIVA: Se trata de una categoría de comunicación compleja que puede aprenderse como parte de un proceso amplio de desarrollo emocional. La Comunicación Asertiva se define como una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos individuales, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Diferentes autores plantean la necesidad y la conveniencia de la asertividad a causa de los beneficios que genera:
- Favorece la confianza en la capacidad expresiva.
- Potencia la autoimagen positiva, pues favorece el sentido de eficacia personal.
- Genera bienestar emocional.
- Mejora la imagen social pues promueve el respeto de los demás.
- Favorece las negociaciones y el logro de objetivos que dependan de la comunicación.





EL TRATAMIENTO DE LA PROBLEMÁTICA DE GÉNERO Y EL SISTEMA DE CREENCIAS.

Con el sistema de creencias hacemos referencia a un factor de gran importancia a la hora de develar lo que acontece y lo que genera actos de violencia. Existe todo un imaginario colectivo, significados culturales como mitos, creencias, prejuicios, etc., que remite a veces implícitamente y otras de manera explicita a una solución agresiva frente a ciertas circunstancias. Desde un nivel macrocontextual, estos mitos crean un desequilibrio del poder (que a su vez conlleva un desequilibrio en la valorización de cada persona), lo que posibilita el desencadenamiento de la violencia para la solución de conflictos. Esto facilita que los miembros con poder en un sistema humano crean que su forma de ver y comprender el mundo a través de sus creencias sean verdades absolutas, que hay que defender a cualquier precio, incluso dañando o destruyendo otros seres humanos. La cultura patriarcal corresponde a este esquema, en la cual se forma un deber ser estereotipado que no da lugar a matices y una idea idealizada que se vuelve en una meta por alcanzar. Desde el microsistema podemos decir que estos hombres han incorporado en su proceso de socialización de género, un conjunto de creencias, valores, actitudes que, en su configuración mas estereotipada, delimitan la denominada “mística masculina”
Según la definición del concejo de Europa sobre la violencia dentro de la familia esta es “toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno de sus miembros que menoscaba la vida o la integridad física o psicológica o incluso la libertad de los miembros de la misma familia que causa un serio daño al desarrollo de su personalidad”.
La violencia domestica siempre incluye y se inicia con actos y actitudes de violencia psicológica, esta se ejerce a través de gritos, insultos o frases hirientes. También sutiles mensajes que provocan confusión, actitudes paradojales, desvalorizaciones en público o en privado, desentendimiento afectivo y sexual, desmentida de lo evidente, etc.
Tomando el ciclo de violencia de Walker la violencia se da en situaciones cíclicas que pueden ser referidas a tres fases: 1- acumulación de tensión, 2- fase aguda de golpes y 3- calma. Estas fases se dan en forma repetitiva y es un círculo del cual la mujer no puede salir. Hay varias razones por las cuales la mujer no puede romper con la relación violenta: tiene un concepto negativo de si misma, creen que su marido se va a “corregir” de la enfermedad, tiene una situación económica difícil, tiene hijos que necesitan el soporte económico de un padre, dudan de poder salir solas adelante, creen que el divorcio estigmatiza, piensa que es difícil para una mujer con hijos conseguir trabajo, la mujer “ama” al hombre y siente que no va a poder sobrevivir emocionalmente sin él, tiene miedo de que la mate, no tiene apoyo de familiares o amigos. Este microsistema es el que hace que la mujer no pueda romper con una relación violenta y que en el peor de los casos culmine en un suicidio u homicidio.
Los mitos, las verdades y creencias no cuestionadas, mandatos familiares y pautas culturales están en la base de una relación violenta, al no ser develada esta cuestión se mantienen invisibilizadas las causas de lo que crece como enfermedad social.


BLIBIOLGRAFIA


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